Los operadores encubren la gravedad de los robos para conservar la confianza de los clientes
No existe peor campaña de publicidad para un operador logístico que el anuncio a bombo y platillo de un robo en sus instalaciones. El último ocurrió el pasado mes de febrero en Madrid y lo sufrió la empresa Seur. Los medios de comunicación definieron el suceso como el «mayor robo del siglo» y aseguraban que el botín incluía joyas, diamantes o relojes. Desde la compañía, sin embargo han cifrado en un máximo de 50.000 euros el importe del atraco y enfatizaron que se trata, en cualquier caso, del primer robo que sufren en sus instalaciones.
Un mes después de los hechos y apagada ya la polémica sobre el contenido del boletín, la reacción de la empresa ejemplifica el interés de las compañías logísticas por minimizar el impacto de los robos de los que son víctimas.